miércoles, octubre 03, 2007

Remar mar a dentro en Angola.



El año pasado en diciembre me tocó pasar unos días en la casa que tenemos al lado (demasiado) de la playa en Ramiro Luanda, el lugar es bonito algo así como una caleta de pescadores. Me quedé allí no porque me guste el aire marino sino simplemente porque no había otro lugar para pasar la noche. Para ser sincero no fueron muy buenas aquellas noches por varios motivos entre otros mis compañeros de habitación en vez de dormir preferían hacer ruido y pasear de un lado para otro, claro, imagino que eso es normal para un ratón y un murciélago pero yo quería dormir y ellos insistían en sus juegos y correrías. Al final entre el calor y mis amigos comencé a pasar las madrugadas en el patio de la casa y como el patio es orilla de mar ahí estaba yo viendo la primera luz del día junto al tranquilo mar de Ramiro, fue entonces que tome esta foto que hoy comparto, fue allí frente a ese bote con los colores de Angola y el mismo nombre escrito a un lado
que yo pensaba en cómo sería esto de estar lejos de los amigos, de la familia el tener que acostumbrarse a tantas cosas, el aprender y el camino que tenía por delante lleno de desafíos. Tengo que confesar que estaba con un poco de miedo.

Ayer salí para hacer una visita tipo sorpresa es decir fui para a preparar y avisar a una comunidad que el sábado muy temprano estaré por allá para celebrar la misa, la comunidad se llama Candunda y está por allá en lo alto de unos cerros. Yo nunca había ido ya que se tiene que ir a pie por medio de unas matas y para eso se necesita un acompañante, la otra posibilidad es ir por un camino viejo muy cerrado por el capin (pasto alto) que sube por lo cerros a unos 20 Km de la misión… el dia se veía bueno la moto también así que sin pensarlo mucho emprendí la travesía sin mucho rodeo y fue por eso que olvidé las antiparras y algún gorrito o algo para el sol… bueno el recorrido fue hermoso, un regalo de Dios (lastima otra cosa que olvidé fue la maquina de fotos) allá abajo se veía la villa de Quiculungo y nuestra misión, realmente de esa altura se consigue una muy buena panorámica.

Algo divertido: cuando llegue un grupo de niños que terminaban de estudiar en la pequeña escuela salieron gritando asustaos al ver un blanco venir rápidamente en moto en dirección a ellos. ¡Cafumberio cafumberio! - Gritaban hasta que le profesor que si me conocía les dice: - ¡es el Padre!... aaaa es Padre… si, si, - ahí cambio todo. (otro día contaré la historia de lo que es el cafumberio) Estuve un rato con ellos y me llevaron hasta un bonito mirador en donde se ve todo el valle desde lo alto. Todo estaba bien hasta que el sol hizo su aparición típica de estos tiempos: quemante y sofocante preparando el ambiente para la lluvia (es raro pero así es aquí).

Algo peligroso: Aquel panorama climático era motivo de sobra para volver rápidamente ya que el camino por los cerros podía volverse imposible en cuestión de minutos fue por eso que con la premura de llegar al buen camino y con el sol quemándome la cara no reparé en unas ramas que se encontraron directamente con mi rostro y casi por unos centímetros y por que creo que Dios me quiere mucho que salve un ojo. No fue nada pero podría haber sido algo serio lo importante que ya aprendí la lección: salir mas preparado.

Algo para concluir: El año pasado junto al mar miraba y me cuestionaba sobre ese bote llamado Angola, hoy creo que ya me he subido dispuesto a remar para dentro se que pueden aparecer aguas menos calmas pero ahí ya es cosa del Capitán, el miedo, la prudencia, la osadía y empuje se van combinando en esta travesía llamada misión “desde Angola”


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