viernes, septiembre 21, 2007

“El Señor de las antenas y la señal perdida”

Han pasado varios días, bueno como siempre, y eso debido a las condiciones que hasta el día de ayer habían sido de total incomunicación desde aquí: “mi” Quiculungo, mas todo cambió.

Ayer celebraba la misa, como todos los días, a las 7:00 de la mañana cuando sentí llegar un vehículo a la misión (no es común a esa hora), me distraje un poco ya que esperaba que viniera aquel Padre que había conocido en Roma y que ahora se había echo la fama del Padre instala antenas de Internet, bien podía ser él como podía ser otro, total eso de la antena ya me tenía sin cuidado, una larga historia de frustraciones marca ese cuento…

Por decir algo pasamos un año sin conseguir la bendita señal del satélite, yo intenté y luche tres meses y me di por vencido, luego vinieron los brasileros con sus aparatos de ingeniería lucharon otros tantos y no consiguieron nada, finalmente un señor de Cacuso que ya tenia algunos trabajos en el cuerpo hizo lo suyo y nada, nada de nada… la pobre antena paso por varias y no menos descuidadas manos que la dejaron abandonada toda marchitada con varias tuercas menos, en realidad todo parecía perdido.

Hace un mes, por si acaso, llame por teléfono al famoso Padre, un Angoleño muy delgado, con pinta de adolescente y que gentilmente me atendió, en la formal conversación me pareció muy dispuesto pero sólo podría ayudar en septiembre por ahí después del día 15 me dijo. Todo esto no era nuevo para mi, ya había hablado por lo menos con otras cinco personas que al final ninguna llegó a ir a Quiculungo por que era muy lejos o por que estaban ocupados… había pasado mucho tiempo, mucho, incluso ya me había casi olvidado que teníamos esta antena.

Bien no te quiero latear, pero las cosas que nos acontecen en la vida son muy curiosas. La semana pasada una hermana de Samba Caju (la misión vecina) vino por estos lados y me trajo dos recados, uno por mi situación con extranjería y la otra que el “famoso” Padre venía para la casa de ellas a instalar su antena que guardaban celosamente ya hace algún tiempo. Este lunes tuve que ir a Ndalatando (capital de la provincia) a busca de unos profesores de la escuela y pase por Samba Caju a ver que noticias había y quedamos de acuerdo que yo esperaría al Padre en Ndalando, bien, para variar, el individuo me dice por teléfono que se quedará en otra ciudad y llegaría tal vez de noche o al otro día por la capital de nuestra provincia… - mmmm lo siento mucho pero yo tengo que partir para mi misión, así que si puede ir por esos lados “seja bem vindo” – le dije.

Al terminar la misa llegue al patio de nuestra casa y comencé a buscar al afamado visitante, pregunte a uno de nuestros jóvenes y me respondió que no sabía nada fue entonces que miré para el techo y ya encaramado no se como ahí estaba el Padre de las antenas, haciendo su trabajo.

¿Dificultades? Si muchas, pero increíblemente a las 10:00 de la mañana ya teníamos en la misión unas cuantas adaptaciones para recuperar la triste y hasta ese entonces inservible antena. Cerca del medio día un problema parecía hacernos perder de nuevo las esperanzas de tener comunicación, una pieza importante había sido destruida, yo preferí irme por ahí lejos… el Padre de las antenas no paraba de trabajar, ya me había advertido - hoy tengo que estar en Luanda de vuelta –

¿fue milagro?, ¿las manos del “señor de las antenas” están benditas?, ¿la experiencia?, no lo se… pero que fue digno de un personaje lo fue, en tres días se movió por tres misiones (Samba Caja, Camabatela y nuestro Quiculungo) e hizo su trabajo, rápido y eficiente sino, no estaría ahora escribiendo y subiendo este post.

El proceso acabó por ahí como a las cuatro de la tarde pero a unos 200 Km de aquí, el lugar mas cercano en que hay teléfono, necesitábamos telefonar para Roma para que aceptaran nuestra señal, aquella señal perdida o mas bien nunca encontrada en nuestros inútiles esfuerzos y que al final el “señor de las antenas” consiguió en menos de dos horas.

Nunca había hecho tan rápido el viaje hasta Lukala (lugar donde hay teléfono), por lo general son tres incluso mas horas, ahora con el camino un poco mejor y en tiempo seco creo que lo hice en dos horas, la idea era llegar para que el Padre pudiera llamar a Roma y quedara todo el sistema listo.

Finalmente deje al Padre en Ndalatando para que el siguiera su viaje para Luanda y yo el mío de vuelta a Quiculungo, tengo que decir que hasta ahora que había hablado y comentado del tiempo, de que aquí las cosas funciona mas lento, que el hecho de esperar y tener paciencia es parte de la vida aquí en África, todo esto terminó por ser un buen golpe a mi tesis. Ciertamente las cosas pueden ir a otro ritmo, como el “señor antena” Padre diocesano que junto con ser párroco por allá en una diócesis del sur además anda por ahí con esto de las antenas y proyectos informáticos, realmente destacable…

Así es, estamos contentos, ahora espero poder compartir con mas frecuencia, contar un poco mas, cumplir las promesas que he hecho (videos, mas fotos) que puedas conocer a la gente de esta tierra que ellos mismos puedan presentarse y que por esta señal, que nos encontró el buen amigo “señor de las antenas”, nos abramos al mundo desde Quiculungo, Angola.

3 comentarios:

Soberano Kanyanga dijo...

Acredito que este é um blog de uma europeu ao serviço da fé em Angola. Bom trabalho. Precisamos de ser pacificados, em moldes diferentes daqueles que foram os MMM(mercado, missionário, militar).
Sou um caçador de angolanidades. Pretendo compreender e avaliar o movimento bloguista angolano. Encontrei este entre os que se apresentam como domiciliados em Angola. Gostei do que li. Belas postagens. Um abraço e espero intercâmbio.

Fray Ricardo dijo...

¡Que buena noticia Kako!
Ahora un poco mas comunicado.
Porque no pensar en un buen regalo de Nuestra Madre...
Feliz 24 de septiembre en tierras africanas!!!!!!!
Fraternalmente
Fr. Ricardo

Unknown dijo...

Estimado Kako: la semana recién pasada, por un cura diocesano me enteré de la existencia de este espacio, me parece súper top que desde las lejanas tierras nos transmitas tu testimonio de redención.
Abrazos
Vivi