martes, abril 22, 2008

Camino para Angola, desde Rio.


Ayer he dejado Chile, después de cuatro meses de recuperación, en los cuales pude compartir con mi familia y amigos. Tengo que decir que he vivido un poco ansioso estos últimos días y hoy precisamente estoy cargado de situaciones nuevas, ahora si viene esa frase… “aquí vamos de nuevo”… He llegado a Brasil, a Río y todo pareciera exigirme un esfuerzo por comenzar y una respuesta a lo que Dios ha ido escribiendo. En cuatro meses no se olvida lo sofocante que puede ser el clima del trópico y el poder decir unas cuantas cosas en un portuñol, que es más ñol que portu.
No se realmente si el misionero es algo así como un aventurero, nunca me ha gustado esa comparación, pero esto de ir y no saber nada dónde vas a llegar y con qué te encontrarás pareciera ser parte de esta senda. Mi intención de pasar un día en Río no era precisamente para hacer turismo o algo parecido, la verdad es que quería comprar algún material en lengua portuguesa para la misión, lamentablemente todo quedó en buenas intenciones ya que hoy, mañana y pasado aquí gozan de feriado, así que nada, ni lo uno ni lo otro, ni turismo ni compras, aquí los mercedarios justos están en visita canónica de su provincial pero de igual forma han sido muy hospitalarios y me han convidado a salir a conocer hoy por la tarde.
Miro hacia al frente de la habitación en donde estoy y un pequeño cuadro del salmo 23 adorna la pared pienso un rato y me quedo con un verso que no había reparado antes, al menos tanto como ahora: “Ainda que eu andasse pelo vale da sombra da morte, não temería mal algum, porque tu estás conmigo” porque tu estás siempre conmigo Señor y yo en muchas veces, como indigente busco estar contigo. Imagino que el salmista experimento a Dios en lo que hacía y en lo que le pasaba y en sus búsquedas, a veces desesperadas a veces gozosa, otras afligidas y otras confiadas siempre expresaron humilde búsqueda de la voluntad del Señor. Tal vez pareciera que no nos toque andar, precisamente, por el valle de la muerte pero que importante es que nazca día a día en nuestros corazones la confianza madura en el Señor que nos hace andar por la vida libres de miedo, si temor, por la calle o en un país extranjero, lejos o cerca siempre, siempre no temas dice el Señor… ¡confiados, sabemos, el está con nosotros!.

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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S.G. dijo...

P. José Antonio, ciertamente con el Señor nunca sabemos que nos deparará el futuro, pero también tenemos la certeza que -como dice el salmo- el está en cuanto realicemos, y su sola precencia ya nos basta, espero que este retorno a esa tierra fecunda de misión sea guiado por la mano de nuestra Madre de la Merced. fraternalmente

Unknown dijo...

...Y ahi vas denuevo, gracias por hacer vivo el mandato misionero, instrumento de salvacion. Que Dios te bendiga y que tu felicidad sea eterna. Eso si maneja con cuidado, ponte casco. Que estes bien Hermano mio.

Café Literario dijo...

Sublimes palabras, mercedario...
Especialmente estas:
porque tu estás siempre conmigo Señor y yo en muchas veces, como indigente busco estar contigo. Imagino que el salmista experimento a Dios en lo que hacía y en lo que le pasaba y en sus búsquedas, a veces desesperadas a veces gozosa, otras afligidas y otras confiadas siempre expresaron humilde búsqueda de la voluntad del Señor. Tal vez pareciera que no nos toque andar, precisamente, por el valle de la muerte pero que importante es que nazca día a día en nuestros corazones la confianza madura en el Señor que nos hace andar por la vida libres de miedo, si temor, por la calle o en un país extranjero, lejos o cerca siempre, siempre no temas dice el Señor… ¡confiados, sabemos, el está con nosotros!.

Ah!!! cuánto me has hecho pensar...
Cuánto hemos recibido de Dios y a veces no tomamos conciencia.